The single life

Cuando me divorcie me fui a vivir al departamento de un argentino que conocia del trabajo. El pibe resulto ser el tipico porteño creido y canchero: no queria que tuviera visitas, se metia en mi dormitorio cuando no estaba, se comia mi comida (sin pedir permiso) y hasta me puso la traba en la puerta una noche que volvi tarde (tuve que llamarlo con el movil para poder entrar, aun teniendo llaves). Nunca me senti tan mal, en mi casa jamas me habian tratado asi! A las 3 semanas de mudarme empece a buscar otra cosa y a las 6 estaba afuera, pelea de por medio.

Mi presupuesto era bajo y las opciones que me daba eran de terror. Hasta que encontre un ambiente en una casa de la era Victoriana remodelada. Era mi lugar: una habitacion grande con una cocina mas chica que mi ropero y un baño bastante moderno. Lo vi una vez y fue suficiente para pedir un prestamo, pagar el deposito y comprar muebles. Una cama, un sofa, un par de mesas y varias cajoneras mas tarde era habitable y comodo para una persona.

Mi studio flat tenia humedad al punto de que se me arquearon algunos libros. No tenia mas calefaccion que una estufa electrica que gastaba mucho y calentaba poco. No tenia horno, solo 2 hornallas (tambien electricas) y un microondas. No tenia bañadera, pero con la ducha me alcanzaba. No tenia lavarropas, pero el laundrette estaba a la vuelta. Ni siquiera tenia un medidor para la electricidad: le tenia que cargar plata por anticipado mediante una llave con un chip y costaba una fortuna... mas de una vez me quede sin credito y tuve que salir corriendo a comprar mas!

Aun asi yo era feliz porque estaba sola, sin nadie que me moleste ni se meta con mis cosas... hasta que llego Glen y nos quedo chico.