Sayonara

Cuando tenia 16 años pasaba mis tardes sentada sobre mi cama rodeada de cartas. Sobres con pelotitas, papeles casi transparentes o muy decorados, tarjetas, fotos, postales, origami, cassettes, CDs y hasta algun video habian cruzado miles de kilometros para llegar a mis manos.

Tenia todo organizado: agrupaba cada item de correspondencia con la persona indicada, junto a los borradores de las cartas que yo habia enviado, para no perder el hilo de la conversacion. Cada respuesta me llevaba horas de releer y releer lo que nos habiamos contado hasta entonces, para que cada una de las 40 recibieran un trato personalizado en un pais donde la individualidad es escasa.

En esa epoca el email era algo a lo que solo algunas universidades y empresas tenian acceso, y el viejo sistema era mas incomodo pero tenia, y sigue teniendo, su encanto. Ver como todas escribian con la misma letra caligrafica me causaba gracia, pero siempre habia alguien que se destacaba entre la multitud.

Asi conoci Japon, a traves de imagenes, sonidos y las palabras de su gente. Yoko, Rie, Hikaru y Akari, mi favorita, junto a sus compatriotas, me abrian las puertas de su cultura tan curiosa y diferente a las de occidente.

Mi interes se mantuvo en el tiempo y despues de muchos sacrificios y ahorro, Glen y yo podremos disfrutar de dias inolvidables en la tierra del sol naciente.

Si como dice el tango 20 años no es nada, seguramente 13 es un tiempo de espera razonable, no? Eso es lo que tuve que perseverar para cumplir este sueño; gracias novio por hacerlo realidad y compartirlo conmigo!