Gezellig Amsterdam

A pocas horas de arribar me convenci de que era una hermosa ciudad, pero a los pocos dias estaba completamente encantada.

La noche de nuestra llegada paro de nevar y pudimos hacer el crucero por los canales con musica, queso y vino que habiamos reservado. Un par de veces me lamente por no haber ido en verano, pero creo que en este caso estaba agradecida de que fuera de noche temprano, asi podiamos ver las luces en las casitas y los puentes sobre los canales.

Recomiendo esa visita porque, ademas de ser muy romantica, es educativa: nuestra guia nos conto un poco de la historia de la ciudad y algun que otro hecho curioso. Pudimos apreciar la casa mas angosta (de solo 97 cm de frente), los siete puentes sobre el Keizersgracht, el hotel Amstel, el museo maritimo... en fin, la hora de paseo fue amena y nos dio un pantallazo de lo que veriamos en los dias siguientes.

Como no podia ser de otra manera, esa misma noche nos fuimos a ver a las chicas en la zona roja. Mi primera experiencia del red light district fue un australiano saliendo de un local al grito de "bitch! slut!", a lo que yo acote "erm, yeah...", preguntandome si el muchacho se habia olvidado de donde estaba.

Yo tenia una idea de que esperar y sabia bien que estaba muy lejos de los travestis en Godoy Cruz, en mas de un sentido. Las chicas estan en locales con ventanas a la calle, algunos no mas grandes que un cubiculo de un baño publico, otros un poco mas comodos, desparramados por Oudezijds Voorburgwal y las pequeñisimas calles transversales a este canal. Las ventanas tienen luces rojas; las chicas solo ropa interior en la mayoria de los casos (no menos que eso, por mas provocativas que sean las prendas o las poses ninguna esta desnuda). Algunas con una sonrisa o haciendose las distraidas, otras daban un poco de miedo: creo que solo tres eran bonitas y tenian buen fisico, pero por supuesto hay para todos los gustos.

A pesar de la invitacion de una de las chicas a que pasaramos los dos (quiero imaginar que nos haria precio), y los varios esfuerzos de los porteros para que pasemos a uno de los live sex shows que hay por esa zona, decidimos volver al hotel.

Mucha gente tiene la impresion de que Amsterdam es todo prostitucion y drogas, y estoy convencida de que muchos turistas solo van con el fin de experimentar ambos aspectos de la ciudad y nada mas, pero no es asi. La actitud liberal de la sociedad permite que fumar un porro por la calle no sea tan mal visto como en otras partes del mundo, pero las drogas solo son legales cuando se consumen dentro de los famosos coffee shops, que venden mas que cafe y tienen una carta alternativa. La cadena mas famosa de coffee shops se llama The Bulldog y abrio en 1975. Ahora es una especie de Starbucks holandes, con locales en cada rincon de la ciudad y hasta su propia linea de energy drinks.

El viernes hicimos algunas compras en Magna Plaza y De Bijenkorf, paseando un poco por la zona del Dam. Mas tarde nos juntamos con Sjef y Corrien en un bar tipico holandes, llamado Katoen y cenamos en Casa di David, un restaurante italiano recomendado por nuestros anfitriones. Lo que mas recuerdo de esa noche fue ir sentada atras en la bici de Corrien de un lugar a otro - me senti una niña!

Las bicis son geniales y le dan mas onda a la ciudad, sumadas a los canales, los tulipanes y las preciosas casitas con sus fachadas de todo tipo y forma.

El sabado fuimos al Museo Historico en el que habia una exhibicion sobre la musica en Amsterdam que me encanto. Hablaba de canciones que iban desde la Segunda Guerra Mundial y la persecucion, hasta rap defendiendo a los inmigrantes marroquies. Esa noche fuimos a una fiesta de unos colegas de Corrien en una bodega remodelada llamada Cafe Pakhuis Wilhelmina. Me senti bastante inutil sin hablar el idioma, aunque me puse a charlar con una chica que se me sento al lado (en ingles, claro esta).

El domingo a la mañana estuvimos como locos buscando el movil de Glen, que solo pudimos localizar cuando un holandes que habia asistido a la fiesta lo atendio. Parece que entre tanto cansancio se lo olvido en un sillon... si hubieramos estado en otro pais probablemente nunca hubiera aparecido, pero en un lugar donde la gente suele tener un buen nivel de vida y no hay un indice de robos alto, devolverlo es una actitud natural. "Es su deber", confirmo Sjef mas tarde.

Mas relajados, nos fuimos a comer a una panquequeria tipica, frente al mercado de las flores flotante, justo al lado de nuestro hotel. De ahi partimos hacia el sur, a la casa de Sjef y Corrien y fuimos a caminar por su barrio hasta encontrar una mesa de pool donde parar un rato. El lugar era un antro y al rato de llegar nos dimos cuenta de que tambien era un coffee shop porque habia unos pibes durisimos mirando la tele sin pestañear... ademas del desodorante de ambientes!

Terminamos el dia en un restaurant bien tipico holandes llamado Gent aan de Schinkel, donde comimos mas kaas, para variar.

El lunes fuimos a la casa de Ana Frank, ya que el sabado habia demasiada cola para entrar. Si bien no hay cientos de artefactos en la bodega-casa/escondite-museo, la manera en la que cuentan la historia es realmente emocionante y se me ponia la piel de gallina de solo imaginar ocho personas ocultandose alli durante dos años. La forma en que esta adolescente describe los hechos y los sacrificios que tienen que hacer... y saber el destino que le toco en suerte resalta una vez mas la tragedia del Holocausto para muchos europeos.

Aprovechando el dia mas cultural de nuestra estadia nos fuimos al Museo Van Gogh, donde tambien pudimos sumergirnos en el trabajo y la mente, hasta cierto punto, de este artista tan admirado e imitado que recien logro el reconocimiento que tanto busco una vez muerto.


Para terminar con la experiencia holandesa, nos fuimos a un brown bar llamado de Staalmeesters, a la vueltita del rio Amstel, que luego de la construccion del dique (dam) le dio nombre a esta ciudad tan pintoresca. Las fotos se guardan en el lugar de siempre.